Carne y la Digestión
Muchos de los beneficios para la salud derivados de una dieta vegetariana tienen que ver con la creación de un entorno saludable en los intestinos y el estómago. Nuestros sistemas digestivos, desde la prehistoria, fueron diseñados para metabolizar la materia vegetal, más que los productos animales.
Para mucha gente, es difícil resistir la tentación de un bistec bien cocido o una hamburguesa jugosa. A pesar de que la carne está llena de nutrientes, también contiene una serie de toxinas químicas naturales, grasas saturadas y elementos que nos dificultan la digestión. Comer demasiada carne puede tener consecuencias graves, desde el aumento del riesgo de diabetes hasta enfermedades cardíacas e incluso cáncer.
Cuando su cuerpo no digiere la carne correctamente, es posible que se enferme con más frecuencia de lo habitual. Su sistema inmunológico puede verse afectado debido al azúcar natural (llamado Neu5Gc) que se encuentra en la carne roja y es muy difícil de digerir para nuestro cuerpo. Este azúcar es normalmente producido por animales carnívoros y les permite mantener sus dietas de carne. Nuestros cuerpos no lo producen y por eso lo tratamos como una sustancia extraña, lo que desencadena una reacción inmunitaria tóxica. Esta reacción puede causar muchos otros problemas.
Las frutas, las verduras, las legumbres y los frutos secos proporcionan el tipo de fibra dietética que nuestro sistema digestivo necesita para funcionar correctamente. La dieta occidental, rica en harinas y azúcares procesados y refinados, y en productos animales cargados de hormonas y antibióticos, es en realidad un anatema para nuestro interior.
Cuando el sistema digestivo no funciona y trabaja como está previsto que lo haga, se producen enfermedades oportunistas o cambios en el ADN de las células del estómago y el colon. Y también hay consideraciones más prácticas. Cuando no obtenemos la cantidad suficiente de fibra que necesitamos, incurrimos en una serie de problemas de digestión y eliminación, como el estreñimiento y las hemorroides que son el resultado del esfuerzo.
Estas enfermedades y síndromes son mucho menos evidentes en una población vegetariana que en una población que come carne.
Otras enfermedades del intestino que ocurren con menos frecuencia en una población vegetariana incluyen el síndrome del intestino irritable y la colitis ulcerosa crónica, probablemente debido al mayor contenido de fibra en una dieta vegetariana. Y, por supuesto, una dieta más alta en fibra dietética que proviene de una dieta vegetariana disminuirá la probabilidad o el riesgo de cáncer de colon.
Cuando consideras los riesgos que conlleva una dieta que incluye carne y productos animales, y los beneficios que aporta una dieta vegetariana, ¿te suena realmente bien la perspectiva de un filete, una hamburguesa o el beicon? ¿No tiene sentido, al menos, invertir el tamaño de las porciones y las proporciones de las carnes con respecto a las verduras y las guarniciones?.
En otras palabras, si tienes que seguir comiendo carne, haz que la carne sea tu guarnición, o que sea algo accesorio en tu comida, como en un salteado. Aumentar la proporción de frutas y verduras en tu dieta sólo puede ser bueno para ti.